12/6/09

Silencio

La cuenta es regresiva. Es una cuenta lenta pero tan densa como la palabra densa. Está ahí, latente, adentro de mi cabeza. Cada día se hincha más. Voy a explotar. Todo el tiempo estoy apunto de explotar. Sé lo que tengo que hacer, pero no lo hago. Sé que hace mucho lo tendría que haber hecho, pero no lo hice. Cada vez molesta más. Ya es tortura. Por momentos desaparece. Insiste y vuelve. La solución la tengo. Simple; ahí. Pero no me sale y me está cagando la vida. Me atormenta, me pica, me quema. Y lo más triste es que no es un problema mío. O sí, pero no. El problema es que él me confió algo que nunca me tendría que haber contado, algo que nada tiene que ver conmigo. O sí, pero no. Es su vida, no la mía. ¿Por qué me hago cargo yo si a él no le molesta? ¿Por qué mierda tuve que saberlo? ¡Justo él, la persona más reservada, menos expresiva del mundo, me lo tuvo que venir a contar a mi, carajo! A mi que todo me entra por los poros y todo me afecta. Me la cagó hermano. Literalmente.

Cita en la calle. Sin preámbulos ni discursos. Sólo dos lágrimas desesperadas, baratas y unas pocas palabras. Pero de esas pocas que son muchas. Un vómito. Así lo sentí. Y me manchó todo. Y tenia ese olor a vómito que el vómito tiene que tener para que sea vómito: rancio. Pocas palabras que parecen muchas y además pesadas. Tanto que las siento todos los días. Permanecen ahí, como el olor a naftalina. Todo el tiempo. Todo mi tiempo y su tiempo. Porque cuando me lo dijo se lo sacó de encima y parece que a él ya no le afecta más. No sé como hace, hasta parece feliz, despreocupado, inconcientemente sabiendo que el puto problema ahora es mío. O eso es lo que demuestra. Aunque ya no me importa si es feliz o no. Me importa lo que me pasa a mi. Suena egoísta, pero me alivia. Es que si nunca digo nada, esto se pone cada vez peor y la cuenta regresiva se acelera y estoy más cerca de explotar.

No me jodan con eso del destino, con que por algo se dieron así las cosas. Ya estoy hasta las manos y con el destino es imposible hablar. Necesito gritar. Siento que me estoy quedando mudo. Así, como él, que nunca dice nada y lo poco que dice o dijo, me lo dijo a mí y me arruinó. Y estoy destrozado. Si usted me viera no me lo creería. Parezco radiante, comprensivo. Hasta parezco un buen tipo y no se dan cuenta que chorreo odio. La solución la tengo. Los medios los tengo, la fórmula, la manera, la gestos, la entonación, todo. Pero no puedo. Se me pegan los labios y me atraganto las palabras que me lastiman las cuerdas vocales y ahí empieza todo de vuelta. Ese escarmiento que queda ahí, en la panza más que en la cabeza. Y sé que es en la panza porque quema, me incendia. Y ni miles de alegrías caprichosas y forzadas me van a calmar. Porque las cenizas no se apagan nunca señores. ¡No! No vaya a ser tan ingenuo. ¡Hágase cargo! Le van a quemar para el resto de su vida.

Mañana es el día. Me acuesto y pienso. Lo imagino. Lo recito. Practico cómo se lo diría, dónde. Hasta adivino su respuesta como el fin de este calvario. Pero me levanto y otra vez lo mismo. Mañana.

Ya no se qué hacer. Lo siento en todo el cuerpo. Tengo que hablar. Y tiene que ser hoy. Junto coraje, sabiendo aún que el discurso que tengo preparado me lo voy a olvidar en ese momento, pero no me importa. Cierro los ojos, abro la boca enorme y siento que salen de adentro, letra por letra mientras se ordenan en el aire formando eso que necesitaba decir. Silencio. Ya está. Pude. Me doy cuenta aunque todavía no abrí los ojos, pero siento que los hombros me pesan menos y adentro ya no me quema tanto. Abro los ojos feliz, con la sensación del deber cumplido y es ahí cuando lo veo atónito, perplejo, sin poder creer lo que le acabo de contar. Ahora la cuenta regresiva también es suya. Justo él que también todo le afecta y que nada tenía que ver con esto.

6 comentarios:

Agostina Cánova Kuessner dijo...

(aviso que estoy sin tilde en el teclado..)
ironico, negro, cuasi-psicotico..es como un espiral que te va atrapando mientras lo lees.
La imagen del vomito, y lo que tiene que tener para ser vomito..brillante! fue una de las que mas me gusto.
Saludos!!

Szarlotka dijo...

Excelente Juan Cruz. No sé si sos conciente de la angustia y opresión que se genera a lo largo de todo el texto.
¡Brillante!

Katy dijo...

Me ha gustado aunque sabe amargo, pesimista al máximo. Pero muy contruído y contado. Te felicito

**VaNe** dijo...

"Y ni miles de alegrías caprichosas y forzadas me van a calmar." Genial!

Y qué ansiedad, por dios!

Los ansiosos bien conocemos estos pagos, jeje

El final, redondo.

Bravo!

Coni Salgado dijo...

Bienvenido!!!

mvd dijo...

la pasé como el tujes leyendo.
angustia, opresión...
MB!
este tinto a tu salud!
MVD