28/12/11

Te lo digo en serio

Da envidia verte reír. Te sale desde la panza con las tripas bien apretadas y pasa por las cuerdas vocales, como si fuesen un pentagrama con una clave de sol que te encandila. Cada risa tuya es la prueba irrefutable de que el alma no es invisible. Tenés la gracia de poder escupir carcajadas con la misma facilidad con la que los demás respiramos. Naciste con una risa que te multiplica los dientes y te hace desaparecer los ojos, mientras que nosotros andamos como idiotas frunciendo los cachetes como un acto reflejo cada vez que sonreís. Sos como una caja de tizas a punto de estrenarse. Dan ganas de agarrarse de tus huellas digitales para ir con vos a todos lados y que nos hagas llorar para descubrir que no sos un chiste. Te reís de la muerte para saber que seguís viviendo y sos capaz de pagar con tal de robarnos una sonrisa. Apuesto a que en este momento alguna carcajada debe estar haciendo eco entre tus huesos, tratando de llegar a la boca para escurrirse entre los dientes y salir a aturdirnos la tristeza.